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De incompetencias y planes mal hechos ¿o no?

Después de casi un mes de ebullición social, Bolivia parece tener la oportunidad de volver a una relativa normalidad. Tensa y nerviosa aún pero normalidad al fin.
Ya con el periódico del lunes (como quien dice, cuando se habla sobre lo acontecido sin oportunidad a conjeturas) hay un abanico de cuestiones que merecen mirarse como consecuencia de la revuelta social que ha puesto una nueva presidenta de la nación.
Y ver cómo es que quedan defensores del anterior proceso y que ahora son los rechazados exprofeso; mirados como tontos, ciegos o sordos a los cambios que se han producido.
Mirando desde afuera y con la superficialidad que me permite el ser un ciudadano de a pie, es decir,  desde la mirada de quien ve pasar las cosas, a mi me parece que siguen y seguirán presentes las posturas extremas en torno a la figura de Evo Morales y al MAS en su conjunto. Rechazo contra adhesión, sin término medio.
La ingenuidad se rompe a veces contra la pared de lo evidente y sorprende mas que todo el hecho de que aquellos que creíamos capaces de tomar las riendas en momentos clave y saber llevar el carro a buen término son lo primeros en drefaudar a quienes confian en ellos.
El primer caso es el del MAS, demostrando una incompetencia y arrogancia rayadas en la locura, en la ambición desmedida y en la sobrevalorada confianza a sus propias armas y en su propia capacidad. Tratando de cumplir aquello que parecía un mantra los primeros años de gobierno "llegamos para quedarnos 50 años y cambiar el país", cosa que creían posible pues la realidad era una sola en esa primera etapa, estaban en la cumbre del poder y el país "confiaba" en ellos.
Pero los contínuos errores a la hora de enfrentar los actos de corrupción de sus partidarios fueron minando esa confianza y apartando mas rápido que tarde a aquel sector que estaba esperando esos errores para atacar a mansalva y destruir esa popularidad que parecía indestructible. Y el MAS ayudó como pudo en ese proceso, dejando casos sin resolver, ayudando a escapar a los responsables o premiándolos con un cargo de peso especialmente en el extrajero.
Dicen que una ideología o un proceso no se mata eliminando a los líderes, sino corrompiendo a su entorno mas allegado, matando su credibilidad, obligando a tergiversar el término de lealtad hasta el pundo de ser cómplice.
Y pasados los años y ya foralecida esa visión de lo que era el MAS: un partido donde se premiaba la corrupción, donde poco a poco se veía la incapacidad de formar líderes que pudieran tomar el relevo con nuevas ideas en la administración, un partido que estaba focilizándose a ojos vista, donde parecía que jamás abrían cambios, un partido que no había que tomar en serio. Se volvió además un partido incompetente políticamente hablando, no supieron manejar los escándalos que los llevaron a perder el referendum donde Evo buscaba una reelección indefinida (carcamal títere del entorno masista).
De ahí todo ha ido en picada y como corolario llegan antes de las elecciones últimas los desastres naturales donde el gobierno de Evo Morales decidió no actuar poniendo en su contra a todo aquel que aún no tenía decidido su voto; si hasta parece cosa de no creer, en época de elecciones si el votante te dice salta vos preguntas que tan alto, no te haces el desentendido.
Que tan incompetente fue el entorno de Evo Morales que lo undió en el caso Zapata y perdió el referendum, que tan incompetente fue ese mismo entorno que no supo ganarse al electorado ignorando un desastre natural en tiempos donde el electorado joven piensa mas en la naturaleza que en otras cosas (aunque muchas veces no haga nada al respecto). Una incompetencia que solo se entiende desde la arrogancia de un Evo Morales que se creía intocable y no concebía que había mas gente en contra que a favor (o talvez no era lo que quería escuchar).
De todas formas, cuando la realidad golpeó a la puerta masista cortaron la transmisión del recuento de votos y pusieron en marcha su último plan de contingencia, pensando que la gente se aguantaría y no haría mas que conformarse.
Otra prueba mas de la incompetencia a la hora de evaluar a la gente que lo puso a Evo tras la revuelta de octubre ¿de veras el MAS no conocía a los bolivianos?, ¿quienes manejan ese partido?. Nadie se iba a aguantar un fraude tan descarado.
Salieron a la palestra los opositores con Carlos Mesa a la cabeza, reclamando el fraude, la sociedad se hizo eco y comenzó la revuelta.
Y comenzaron los paros y los reclamos y la lucha era contra el fraude, contra la arrogancia, contra la infame treta de engañar al pueblo que había votado en contra, robándole su derecho a volver a decirle NO a Evo Morales.
¿Como se puede ser tan incompetente a la hora de dirigir ya no digamos un país, sino solo un partido político?, ¿cómo es que en 13 años no hubo ni siquiera un atisbo de formación de líderes del proceso de cambio que era la bandera de ese partido?, ¿como es que se manda a la basura todo el trabajo de años de hacer un trabajo social alrededor de un principio de cambio en la inclusión de todos los ciudadanos al gobierno?.
Hubo sectores completos de la sociedad trabajando en esa inclusión social al aparato estatal durante estos años del proceso de cambio: movimientos de género, movimientos de protección a la niñez, movimientos de educación a los sectores mas desprotegidos (especialmente de las comunidades alejadas a los centros urbanos), educación organizativa a las estructuras de vigilancia social.
Un costo que se pagaba con las rentas de las empresas nacionalizadas.
Y hubieron otros sectores que trabajaron en corcondancia con ellos desde la mirada de la iniciativa privada, tomando su propia bandera inclusiva sin tener nada que ver con el gobierno. Solo porque ahora se podía.
Ahora que se logrado demonizar todo lo que tenía que ver con Evo Morales o el MAS, lo mas probable es que todo ese trabajo se deje en el olvido.
Se tomarán mas en cuenta (como siempre) las cuestiones financieras, las que tengan a bien fortalecer las empresas redituables.
¿Volverán a aterrorizarnos con que "Bolivia se nos muere"?, como excusa para desvalijarnos ¿como siempre terminan haciendo?, ¿volverán el FMI o el BM a secuestrarnos y aplicarán sus incompetentes medidas económicas a vista y paciencia de los nuevos gobernantes? (¿como en la Argentina?).
Mas allá de la victoria social en contra de los delincuentes del fraude, de los angurrientos de poder, de los ignorantes en materia política. Mas allá de todos ellos, queda ver quienes quedan para afrontar el nuevo futuro.
Y de los incompetentes hechados fuera quedan los incompetentes que quieren entrar ahora.
Carlos Mesa sigue siendo tan tibio como en su primer mandato, sin tomar las riendas definitivamente, hablando desde la retórica para engrandecer una figura superflua que no parece tener visos de realidad a la hora de enfrentar una piedra o un gas lacrimógeno. Tan perdido en la vieja manera política como que en todo ese revuelo social casi ha brillado por su ausencia, sin organizar, sin reclamar, sin estar presente como se hubiera esperado de él.
Da para pensar que si llega al gobierno hará amago de renuncia al primer conflicto que se le presente y seguirá traumado entorno a sentirse sitiado.
Dejó que otros le quiten el protagonismo, se nota que Mesa es una enorme figura pública, un intelectual admirable, pero de líder nada. Que tristeza, era su segunda oportunidad de hacer algo y volvió a no hacer nada.
Y aquellos que le ganaron el protagonismo a Mesa, como Camacho y otros, tienen el desafío de llegar a las elecciones con una propuesta que tome lo positivo de lo anterior para fortalecerlo y presentar un nuevo camino a Bolivia, porque con discursos donde digan que no se hizo nunca nada por Bolivia y hay que hacer todo de nuevo lo único que estarán logrando es mostrarte tan retrógradas como los que se fueron con el rabo entre las piernas.
El desafío es grande, el desafío es para inteligentes, patriotas y rebeldes. Para quienes miren con ojos de futuro y desición.
No es para cualquiera.
Solo espero que para las elecciones sean grupos líderes los que presenten propuestas y dejen de endiosar a los candidatos como si ellos fueran la respuesta y no el equipo que los debe acompañar y guiar a lo largo del camino.
Es tiempo de ver que quien entre al palacio de gobierno debe sentirse como un funcionario del país, un funcionario a quien no hay porqué rendirle pleitecía como a un reyezuelo tragicomico y que así como cualquier trabajador debe rendirle cuentas al país por lo que hace y no hace, que su responsabilidad se traduce en su salario (como con todos) y que  todas las prebendas que tenga pensadas entregar para quienes lo apoyen se las guarde allí por donde no le da el sol.
¿Será?, total soñar no cuesta nada y tal vez algún día aprendamos que así es como debe ser con cualquiera que quiera ser presidente. Verse solo como empleado del país en lugar de su nuevo rey.

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